miércoles, 2 de junio de 2010

Suerte

Llegué y abandoné mi cuerpo
en el manto verde
que parió la primavera

Quedé esperando quizá
que la hormiga roja
me contara el misterio de la constancia
que con su pequeño caminar
recorriera de forma lenta y segura
el camino que hay desde mi cuello
hasta el lóbulo de la oreja

Y allí, me susurrara el secreto de la paciencia.

Esperé a que un pétalo de margarita
hiciera un leve movimiento transparente
y volara y se quedara prendido
en la comisura de los labios.

Y que una gota de rocío
hiciera que despertara limpia
y desperezara este letargo de invierno
y al abrir los ojos
sonriera la suerte de tu presencia.

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