domingo, 20 de enero de 2013

Refugio



A ella
la gustaba quedarse
recogida en su axila
respirar su sexo desde el norte
seguir con la mano
sus huellas cadera abajo
que la hablara
con su nuca como horizonte.

La gustaba su piel inexplorada
las arrugas de su pechos
la flacidez de sus nalgas
su pasado dibujado en un mapa
en el contorno de su mirada.

A ella
la gustaba su axila
como ventana abierta
oler su cuerpo
más allá de los sudores
y los amores tempranos.

Aquel hombre
olía a lluvia de los Llanos
a cóndor
a exiliado argentino
a aguardiente boliviano
a la caricia de su abuelo
a canción de cuna
de madre aún respirando
a esposa arrancada de su costilla
a traición emigrante
a rutina y costumbre
a piel recién nacida
a mujer también
cobijada en su axila.

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