Desde ayer
la piel me huele a aceituna.
Bajo la sombra del olivo
que regó el sudor del pueblo
miro el cielo
y el cielo es libre
Las voces de un coro
se me cuelan bajo el pañuelo
y el agua me viene regando
arraigando mis pies
a la tierra que ríe justicia
Si asomo la mirada
a las manos del compañero
adivino utopía bajo las uñas
y del surco brota el poema
como árbol de promesa de futuro
La palabra lucha
se me clava como arado de justicia
recién empieza la siembra
y el campesino avanza
en barcos, en campos y en asfaltos
Desde que yo
ya no soy solo yo
he dejado de tener miedo
y soy olivo
que crece en la plaza
como crece en la tierra
olivo que mira al cielo
y ve que este es libre
y es paraguas que nos ampara.
Marinaleda. 12 de agosto del 2012
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