miércoles, 16 de junio de 2010

Casa y albergue.

Ha bastado con que tiraras
un poquito de la piel escamada
de mi hombro derecho
para que como una serpiente
halla mudado la piel de la duda
y goze desnuda de miedos.

El solo recorrer de tu gesto
por la curva de temor
que forma mi barbilla con mi cuello
ha barrido de forma inevitable
las huellas de la tortura del tiempo.

Y un beso
solo un beso en el hueco de mi clavícula
se ha instalado para siempre
construyendo casa y albergue
regalando primaveras que por mi cuello
suben melosas y discretas
enredando sus flores con mi melena.

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